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Comprometámonos a terminar con la violencia doméstica

Comprometámonos a terminar con la violencia doméstica

Doris Matsui

Congresista Doris Matsui

"Una de cada tres mujeres en los Estados Unidos experimentará algún tipo de violencia doméstica en su vida. Es inaceptable y, como nación, debemos hacerlo mejor." - Congresista Doris Matsui

Durante el mes de octubre, y con la participación de representantes, sobrevivientes y funcionarios electos de todo el país, tiene lugar el Mes Nacional de Concientización sobre la Violencia Doméstica. A través de marchas y caminatas, en foros de Facebook y Twitter y conversaciones en nuestros propios hogares, nuestro país se ha unido para recordar a las víctimas, honrar a las sobrevivientes y renovar el compromiso de terminar con la violencia doméstica en todas sus formas.

El dato alarmante es que una de cada tres mujeres en los Estados Unidos sufre algún tipo de violencia doméstica a lo largo de su vida. Es inaceptable y, como nación, debemos hacerlo mejor. Podemos comenzar con sacar el tema a la luz. Es importante que tanto las mujeres como los hombres que sufren violencia doméstica sepan que no están solos, y que hay recursos de ayuda disponibles. Debemos eliminar los estigmas relacionados con la violencia doméstica. Es por ello que el Mes Nacional de Concientización sobre la Violencia Doméstica es tan importante.

En mi ciudad, Sacramento, California, tuve la oportunidad de conocer a una joven brillante y talentosa, Michelle. Michelle es madre de cuatro y jefa de cocina de un refugio local para mujeres. Le apasiona su trabajo de ayudar a mujeres y niños en el refugio, porque no hace mucho ella misma era una de ellos. Michelle es sobreviviente de violencia doméstica, y pudo escapar de una relación que no solo le dejó marcas físicas, sino también marcas emocionales.

Conocí a Michelle en un evento en el que se hablaba de oportunidades económicas para las mujeres. Me contó que sigue enfrentando retos a diario, incluso después de haber podido escapar de su abusador. Tuvo que buscar un empleo con un buen salario, y eso no fue fácil después de que su abusador destruyera su confianza. Tuvo que buscar, reunir los requisitos y costear una vivienda segura, apoyada solo en sus ingresos. Y todavía sigue teniendo dificultades para encontrar servicios de cuidado de niños que pueda pagar y donde los niños estén a salvo mientras ella trabaja.

La historia de Michelle subraya lo importante que es no considerar la violencia doméstica simplemente como un crimen. Es importante que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar a quienes sufren violencia doméstica a alejarse de sus abusadores, pero ese es solo el primer paso. Escapar de un entorno de abuso no es el final de la pesadilla. Es el comienzo de un largo camino de sanación e independencia que tiene sus propios obstáculos en el proceso.

Las víctimas y sus representantes ya saben que la violencia doméstica es un problema comunitario, de vivienda, familiar y de atención médica, y un problema de seguridad económica, además de ser un asunto legal y de seguridad.

A través de organizaciones como St. John's Program for Real Change, Women Empowered Against Violence (WEAVE), Women's Empowerment y California Partnership to End Domestiv Violence en mi región, además de recursos nacionales como la Línea Nacional de Ayuda Contra la Violencia Doméstica, la Línea Nacional de Ayuda Contra el Abuso en Parejas de Adolescentes y la Línea Nacional de Ayuda Contra el Abuso Sexual, las mujeres están encontrando ayuda no solo para sentirse más seguras, sino también para reconstruir sus vidas y las de sus hijos.