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Mujeres y la ADA

Mujeres y la ADA

Bryna Helfer

Bryna HelferComo terapeuta de recreación, defensora de discapacitados y alguien con una discapacidad, aprendí de manera temprana en mi vida que tener una actitud positiva y predisposición para intentar eran la clave para seguir adelante y poder superar las barreras para hacer posible cualquier cosa. Con el paso de los años, tuve la gran fortuna de conocer a cientos de mujeres que tienen una asombrosa capacidad para aceptar sus habilidades. Mujeres con discapacidad que son maestras, hacen trabajo voluntario en su comunidad y se ocupan de sus familias. Me reuní con mujeres con discapacidad que dirigían organizaciones grandes, viajaban por el mundo y competían en eventos deportivos internacionales. Mujeres que son abogadas, músicas y artistas. Y si bien la actitud y la voluntad son muy importantes, también lo son el acceso y la igualdad.

Con la celebración del 27° aniversario de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés), reflexiono sobre los beneficios de esta importante legislación del derecho civil y la relación directa que hay entre la discapacidad y la salud de la mujer. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, alrededor de 27 millones de mujeres en EE. UU. tienen discapacidad, y ese número va en aumento. Más del 50 % de las mujeres mayores de 65 años vive con una discapacidad y la causa de discapacidad más común para las mujeres es la artritis. Pero las mujeres más jóvenes y las niñas también tienen discapacidades debido a una anomalía congénita, como consecuencia de una enfermedad crónica o por un evento traumático. Las niñas y las mujeres con discapacidad pueden necesitar atención especializada para satisfacer sus necesidades particulares y también acceso a la misma atención médica general que las mujeres que no tienen discapacidad.

Family Caregiver Alliance calcula que millones de mujeres se desempeñan como cuidadoras de un miembro de su familia que tiene una enfermedad crónica o una discapacidad (por ejemplo, un hijo, un hermano, un cónyuge, un padre). Esto no sorprende, ya que las mujeres suelen estar más dispuestas a ayudar con tareas de cuidado difíciles, como ir al baño y bañarse. El estrés del cuidador puede generar un gran riesgo y posibles efectos nocivos en la salud. Por eso, no puedo dejar de destacar la importancia de que los cuidadores se ocupen de su propia salud y su bienestar.

Después de todos estos años, sigo valorando la importancia de tener una actitud positiva para seguir adelante tanto en momentos difíciles como en momentos felices. La ADA es fundamental para garantizar que los estadounidenses sigan teniendo acceso igualitario a empleo, atención médica, transporte, recreación y otros ámbitos en nuestra comunidad. Existen elementos aparentemente simples en nuestra comunidad que todos damos por sentado a diario que no serían posibles si no fuese por la ADA. Las rampas en las esquinas, las rampas en edificios, los baños aptos para discapacitados, la apertura automática de puertas, los subtítulos en la televisión y la tecnología informática activada por voz son solo algunas cosas concretas que nos ofrecen acceso igualitario a muchos de nosotros a diario. En este 27° aniversario, invito a las mujeres de todo el país a valorar y celebrar la ADA y todos los beneficios que nos ofrece a todos.

Las afirmaciones y las opiniones que aparecen en esta publicación pertenecen a su autor y no necesariamente representan las opiniones de la Oficina para la Salud de la Mujer del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.