Saltar al contenido principal
Bandera de los EE. UU.

Un sitio web oficial del gobierno de los Estados Unidos

Factores de riesgo de la enfermedad cardíaca que puedes controlar: afecciones de la salud

Hipertensión

La presión arterial alta, también llamada hipertensión, aumenta tu riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca. La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias con cada latido del corazón. Si esta fuerza (presión) es demasiado alta, puede dañar tu corazón con el tiempo.

Tu riesgo de sufrir hipertensión aumenta con el paso de los años. Dos de cada 3 mujeres de 60 años en adelante tienen hipertensión.1

También eres más propensa a tener hipertensión si tienes antecedentes familiares de hipertensión. Otros factores de riesgo de la hipertensión incluyen tener hábitos alimenticios poco saludables, llevar una vida sedentaria y tener sobrepeso.

En los Estados Unidos, las mujeres afroamericanas son quienes corren el mayor riesgo de padecer hipertensión. Esto puede deberse al hecho de que las mujeres afroamericanas tienen mayor tendencia a sufrir obesidad o diabetes, las cuales pueden causar hipertensión. Las investigaciones también han revelado un gen común en afroamericanos que aumenta la sensibilidad a la sal. En la gente que tiene este gen, tan solo una cucharadita más de sal al día podría elevar su presión arterial.2 Además existen estudios que indican que los niveles de presión arterial son más altos entre afroamericanos en los Estados Unidos, incluso después de controlar otros factores de salud, y algunas de las diferencias podrían deberse a los efectos de la discriminación.3

Muchas mujeres desarrollan "hipertensión de bata blanca" en mayor medida que los hombres. Esto significa que tu nivel de ansiedad o estrés se eleva en el consultorio y esto puede provocar que la presión arterial suba. Si ir al médico aumenta tu nivel de ansiedad, pide a tu médico que te dé un monitor para usar en casa y así obtener una lectura de presión arterial más precisa.

La hipertensión en general no presenta síntomas. La única manera de detectarla es controlando la presión arterial. Controla tu presión arterial para conocer los niveles:

  • La presión sistólica (la cifra primera o principal) es la presión cuando tu corazón late o bombea sangre hacia tus arterias.
  • La presión diastólica (la cifra segunda o de abajo) es la presión cuando tu corazón está en reposo.

Para disminuir tu riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca, intenta bajar tus niveles de presión arterial a menos de 120 sistólica/80 diastólica. Para bajar tu presión arterial:

  1. Pierde peso, si tienes sobrepeso. Obtén más información en nuestra sección Peso saludable.
  2. Haz actividad física al menos 30 minutos casi todos los días. Obtén más información en nuestra sección Actividad física.
  3. No fumes. Obtén recursos para dejar de fumar en women.smokefree.gov.
  4. Comer alimentos saludables.
  5. Baja el consumo de sodio en tu dieta. Obtén más información en nuestra sección Alimentación saludable.
  6. No bebas alcohol, o bebe con moderación.
  7. Toma un medicamento para la presión arterial si tu médico te lo receta.

Obtén más información sobre hipertensión.

Colesterol y triglicéridos elevados

El colesterol es una sustancia cerosa y lipoide que está presente en todas las células del cuerpo. El cuerpo genera el colesterol necesario. También ingieres colesterol y grasas saturadas al comer alimentos como carnes o lácteos. Las frutas y vegetales no contienen colesterol ni grasas saturadas.

La grasa extra de los alimentos que consumes puede obstruir las arterias. Con los análisis de sangre se pueden conocer los niveles de:

  • Lipoproteína de baja densidad (LDL) o colesterol "malo". Cuando se tienen altos niveles de LDL, el colesterol se acumula en las arterias.
  • Lipoproteína de alta densidad (HDL) o colesterol "bueno". En realidad, presentar niveles elevados de HDL es bueno. El colesterol HDL ayuda a reducir el colesterol total del cuerpo.
  • Colesterol total. Es la cantidad total de colesterol en el torrente sanguíneo, que incluye el colesterol LDL y el colesterol HDL.
  • Triglicéridos. Los triglicéridos son otro tipo de lípidos que se encuentran en la sangre. Tener los triglicéridos altos puede elevar más el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca en las mujeres que en los hombres.

En las mujeres, los triglicéridos altos combinados con un bajo colesterol HDL puede equivaler un riesgo muy alto de sufrir una enfermedad cardíaca. El colesterol alto y los triglicéridos altos no presentan síntomas. La única manera de saber si tienes altos niveles de colesterol LDL o colesterol "malo" o de triglicéridos es ir al médico para hacerte un análisis de sangre. Tu médico puede recetarte medicamentos y hablarte sobre cambiar tus hábitos alimenticios y hacer más actividad física para ayudarte a bajar tu nivel de colesterol.

Más información sobre colesterol alto.

Sobrepeso y obesidad

Cuando tienes sobrepeso, corres un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca, incluso si no tienes ningún otro factor de riesgo.

Tres de cada cuatro mujeres en los Estados Unidos tienen sobrepeso o son obesas. Las mujeres de todas las razas y etnias son más propensas a ser obesas que los hombres de la misma edad, pero las mujeres de algunos grupos raciales son más propensas a ser obesas que las mujeres de otros grupos.4

El sobrepeso aumenta tu riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca principalmente de dos maneras:                                                            

  • Las libras de más dañan tu corazón. El sobrepeso hace que tu cuerpo sea más grande. El corazón tiene que trabajar más para mover la sangre por el cuerpo. Al igual que una bomba con mucho uso, el corazón de la gente con sobrepeso y obesa se desgasta más rápido.
  • El exceso de peso te hace más propensa a desarrollar otros factores de riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, como hipertensión y diabetes.

Para disminuir tu riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca, tu índice de masa corporal (IMC) debe estar entre 18.5 y 24.9. Un IMC de entre 25 y 29.9 se considera sobrepeso. Tener un IMC mayor a 30 indica obesidad. Descubre tu IMC utilizando esta calculadora de IMC que ofrecen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

La distribución de ese peso de más también afecta tu riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca. Las mujeres que tienen grasa corporal alrededor de la cintura (cuerpo con forma de manzana) tienen un riesgo más alto de sufrir una enfermedad cardíaca que las que tiene más peso alrededor de la cadera y en los muslos (cuerpo con forma de pera). Las mujeres con una cintura de más de 35 pulgadas, independientemente de su estatura, tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca.

Un

Las mujeres con un cuerpo con forma de manzana pueden tener un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca que las mujeres con un cuerpo con forma de pera.

Diabetes

La diabetes aumenta seriamente tu riesgo de sufrir una cardiopatía y tienes menos probabilidades de sobrevivir un ataque cardíaco. Esto se aplica tanto a mujeres como a hombres. Pero la cantidad de hombres con diabetes que desarrollan una enfermedad cardíaca ha bajado. La cantidad de mujeres con diabetes que desarrollan una enfermedad cardíaca no ha bajado en los últimos años. Los expertos creen que esto puede deberse a la relación entre las enfermedades cardíacas, la diabetes y la obesidad, especialmente cuando se tiene grasa de más alrededor de la cintura. Esta relación puede ser más fuerte en las mujeres, especialmente en mujeres posmenopáusicas, que en los hombres.5 

La diabetes sin controlar puede dañar tus arterias y hacerte más propensa a sufrir hipertensión y coágulos de sangre que pueden provocar un ataque cardíaco. Cerca del 28 % de los estadounidenses con diabetes no saben que sufren la enfermedad.6 La única manera de estar seguro si se tiene diabetes es hacerse un análisis de sangre.

Consulta nuestra página sobre diabetes y descubre la relación entre la diabetes y el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca.

Síndrome metabólico

El síndrome metabólico es el nombre que se le asigna a un grupo de factores de riesgo que se dan en forma conjunta y están relacionados con tu metabolismo. El metabolismo es el proceso que tu cuerpo lleva a cabo para convertir a los alimentos en energía. Tener el síndrome metabólico duplica el riesgo de enfermedades cardíacas. El síndrome metabólico es más común en mujeres que en hombres.7 Tienes síndrome metabólico si presentas tres de estos cinco factores de riesgo:

  • Una cintura de más de 35"
  • Niveles de triglicéridos mayores a 150 mg/dL (miligramos por decilitro)
  • Niveles de colesterol HDL por debajo de los 50 mg/dL
  • Presión arterial de 130/85 mmHg (milímetros de mercurio) o más
  • Glucosa en sangre de más de 110 mg/dL con al menos ocho horas de ayuno

Si tienes síndrome metabólico, puedes tomar medidas para controlar los factores de riesgo. Tu médico te pedirá análisis de colesterol, presión arterial y glucosa en sangre con frecuencia para averiguar tu riesgo de sufrir síndrome metabólico.

Obtén más información sobre el síndrome metabólico.

Coagulación excesiva

La coagulación excesiva o extra implica que los coágulos se forman con mucha facilidad o se disuelven demasiado lento. Los coágulos pueden estrechar las arterias y las venas u obstruir completamente el flujo sanguíneo. Este puede provocar ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares o daños a los riñones, pulmones u otras partes del cuerpo.

Las mujeres en edad reproductiva (entre los 15 y los 44) corren un mayor riesgo de desarrollar coágulos que los hombres de la misma edad.8,9 Los antecedentes de salud familiares, el embarazo y ciertos medicamentos pueden causar una coagulación excesiva. Algunos medicamentos con estrógenos, como los anticonceptivos hormonales o la terapia hormonal para la menopausia, pueden elevar tu riesgo de sufrir coágulos en la sangre. Si tienes hábitos saludables cotidianos, como una alimentación saludable y realizar actividad física, tendrás menos probabilidades de desarrollar coágulos. Algunas personas con coagulación sanguínea excesiva también pueden necesitar tomar medicamentos para prevenir los coágulos.

Lupus y artritis reumatoide

El lupus y la artritis reumatoide son problemas de salud que afectan más a las mujeres que a los hombres.10,11 El lupus y la artritis reumatoide son trastornos autoinmunes. Esto significa que hacen que tu sistema inmunológico ataque los tejidos y órganos de tu cuerpo, en vez de tan solo combatir infecciones. A veces, el corazón y los vasos sanguíneos son los tejidos y órganos que resultan atacados.

Si tratas el lupus o la artritis reumatoide puedes disminuir tu riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca.

Lee más sobre el lupus y la artritis reumatoide.

Depresión

La depresión afecta dos veces más a las mujeres que a los hombres.12 Además las investigaciones indican que las mujeres de hasta 55 años con depresión son dos veces más propensas a tener un ataque cardíaco o morir por una enfermedad cardíaca que las mujeres que no están deprimidas.13 La depresión también aumenta tu riesgo de sufrir otro ataque cardíaco si ya tuviste uno. La depresión puede afectar la capacidad de tu corazón de latir correctamente. También puede acelerar la acumulación de placa en tus arterias.

La mayoría de la gente con depresión mejora con el tratamiento, que puede incluir terapia y medicamentos. Tratar la depresión puede ayudar a disminuir tu riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca. Visita nuestra página sobre depresión y lee más sobre larelación entre la depresión y las enfermedades cardíacas.

Apnea del sueño

Roncar fuerte a menudo es un signo de apnea del sueño (ap-NE-a). La apnea del sueño es un trastorno común del sueño donde tienes una o más pausas en la respiración o respiración superficial al dormir.

La apnea del sueño está vinculada a la fibrilación atrial (ritmo cardíaco irregular). La apnea del sueño también puede afectar a más de la mitad de la gente que tiene una enfermedad cardíaca.14

En la apnea del sueño obstructiva, el tipo más común, el tejido en la parte de atrás de la garganta se relaja. Esto bloquea el flujo de aire hacia tus pulmones y disminuye el nivel de oxígeno en tu sangre. Tu corazón tiene que esforzarse más para bombear la sangre por tu cuerpo. Esto eleva tu riesgo de sufrir hipertensión, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

La mujeres que sufren apnea del sueño pueden tener síntomas diferentes a los de los hombres. El síntoma más común de la apnea del sueño en los hombres son los ronquidos fuertes. Si bien las mujeres también pueden roncar, pueden tener otros síntomas como insomnio, dolores de cabeza por la mañana y somnolencia. Estos síntomas se pueden confundir con otros problemas de salud.

Si crees que podrías tener apnea del sueño, habla con tu médico. Si la apnea del sueño se trata con presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) se puede reducir la hipertensión en la gente con apnea del sueño.15

Proteína C reactiva

A la proteína C reactiva (PCR) la genera el cuerpo y se libera al torrente sanguíneo en respuesta a un edema. Un edema (o una inflamación) es la manera en la que el cuerpo reacciona para curar infecciones o cortes. La inflamación también se puede presentar con el paso del tiempo en respuesta a niveles elevados de estrés o hábitos alimenticios poco saludables. La inflamación por infecciones o cortes aumentarán los niveles de PCR por un período corto, pero si la inflamación continúan por un tiempo prolongado puede ser indicio de que tus arterias se están dañado, lo que te pone en riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca.

Si estás al borde de correr el riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca, es probable que tu médico controle tus niveles de PCR para definir un diagnóstico. Es posible que el médico haga esta prueba varias veces para controlar tus niveles de PCR. Si tienes altos niveles de PCR en varias pruebas quiere decir que tu riesgo de sufrir un ataque cardíaco es de dos a tres veces mayor que el de la gente con bajos niveles de PCR.16 Las mujeres en general tiene niveles de PCR más altos que los hombres.17 Además, las mujeres hispanas y afroamericanas a menudo tienen los niveles más altos de PCR.18

Tu nivel de PCR puede ayudar al médico a decidir si necesitas tomar medidas para bajarlo y prevenir una enfermedad cardíaca. Esto puede implicar cambiar los hábitos alimenticios, realizar más actividad física o tomar medicamentos para tratar la hipertensión o el colesterol alto.

¿Pudimos responder tus preguntas sobre los factores de riesgo de enfermedades cardíacas?

Para obtener más información acerca de los factores de riesgo de una enfermedad cardíaca, llama a la línea de ayuda de OWH al 1-800-994-9662 o consulta los siguientes recursos de otras organizaciones:

Fuentes

  1. Yoon, S.S., Fryar, C.D., Carroll, M.D. (2015). Prevalencia y control de hipertensión entre adultos: Estados Unidos, 2011-2014 (versión en inglés). NCHS data brief, N.° 220. Hyattsville, MD: Centro Nacional de Estadísticas de Salud.
  2. American Heart Association. (s/d). Enfermedades cardíacas en mujeres afroamericanas (versión en inglés).
  3. Dolezsar, C.M., McGrath, J.J., Herzig, A.J., Miller, S.B. (2014). Discriminación racial percibida e hipertensión: un análisis sistemático e integral (versión en inglés). Health Psychology; 33(1): 20-34.
  4. Fryar, CD,Carroll, MD y Ogden, CL. (2016). Prevalencia de sobrepeso, obesidad y obesidad extrema entre adultos mayores de 20 años: Estados Unidos 1960-1962 a 2013-2014 (versión en inglés). Health E-Stats. Hyattsville, MD: Centro Nacional de Estadísticas de Salud.
  5. Arnetz, L., Ekberg, N.R., Alvarsson, M. (2014). Diferencias entre sexos en la diabetes tipo 2: enfoque en el curso de la enfermedad y resultados (versión en inglés). Diabetes, Metabolic Syndrome and Obesity: Targets and Therapy; 7: 409-420.
  6. Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. (2014). National Diabetes Statistics Report, 2014.
  7. Aguilar, M., Bhuket, t., Torres, S., Lui, B., Wong, R.J. (2015). Prevalencia del síndrome metabólico en los Estados Unidos, 2003-2012 (versión en inglés). JAMA; 313(19): 1973-1974.
  8. Naess, I.A., Christiansen, S.C.,Romundstad, P.,Cannegieter, S.C., Rosendaal, F.R., Hammerstrom, J. (2007). Incidencia y mortalidad a causa de la trombosis venosa: un estudio basado en la población  (versión en inglés). J Thromb Haemost; 5:692-9.
  9. Roach, R.E.J., Cannegieter, S.C., Lijfering, W.M. (2014). Riesgos diferenciales en hombres y mujeres de trombosis venosa que se presenta por primera vez y en forma recurrente: el rol de los genes y el entorno (versión en inglés). J Thromb Haemost;12:1593-1600.
  10. Jacobson, D.L., Gange, S.J., Rose, N.R., Graham, N.M. (1997). Epidemiología y carga estimada de la población de ciertas enfermedades autoinmunes en los Estados Unidos (versión en inglés). J Thromb Haemost;84:3-223.
  11. Gleicher, N., Barad, D.H. (2007). El género como un factor de riesgo de enfermedades autoinmunes (versión en inglés). Journal of Autoimmunity; 28(1): 1-6.
  12. Kessler, R.C., McGonagle, K.A., Swartz, M., Blazer, D.G., Nelson, C.B. (1993). Sexo y depresión en la Encuesta Nacional de Comorbilidad. I: prevalencia, cronicidad y recurrencia. (versión en inglés). Journal of Affective Disorders; 29(2-3): 85-96.
  13. Shah, A.J., Ghasemzadeh, N., Zaragoza-Macias, E., Patel, R., Eapen, D.J., Neeland, I.J., et al. (2014). Sexo y diferencias de edad en la relación de la depresión con enfermedad obstructiva de las arterias coronarias y eventos cardiovasculares adversos (versión en inglés). Journal of the American Heart Association; 3(3): e000741.
  14. Malhotra, A., Neilan, T.G. y Sarmiento, K. (2014). Apnea del sueño obstructiva y fibrilación atrial: ¿la relación es real? (versión en inglés). Journal of the American College of Cardiology, 64(19), 2024-2025.
  15. Gottlieb, D.J., Punjabi, N.M., Mehra, R., Patel, S.R., Quan, S.F., Babineau, D.C. (2014). CPAP versus oxígeno en la apnea del sueño obstructiva (versión en inglés). New England Journal of Medicine; 370:2276-2285.
  16. Ridker, P. M. (2003). Proteína C reactiva: una prueba simple que ayuda a predecir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular (versión en inglés). Circulation, 108, e81-e85.
  17. Khera, A., McGuire, D.K., Murphy, S.A., Stanek, H.G., Das, S.R., Vongpatanasin, W., et al. (2005). Diferencias raciales y de género en cuanto a los niveles de la proteína C reactiva (versión en inglés). Journal of the American College of Cardiology; 46(3): 464-9.
  18. Reiner, A.P., Beleza, S., Franceschini, N., Auer, P.L., Robinson, S.G., Kooperberg, C., et al. (2012). Asociación del genoma completo y análisis genético de la población referido a la proteína C reactiva en mujeres afroamericanas e hispanas (versión en inglés). American Journal of Human Genetics; 91(3): 502-12.