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Una entrevista sobre los trastornos de la conducta alimentaria: Krista Barlow

Una entrevista sobre los trastornos de la conducta alimentaria: Krista Barlow

Krista Barlow luchó con la anorexia y la bulimia durante la secundaria y la universidad. Entender más sobre estas enfermedades la ayudó a superarlas. Ella espera ayudar a otros al compartir su historia. Conoce más sobre estas afecciones en esta entrevista espontánea y personal.

Krista Barlow está en el último año de la universidad. Planea continuar su carrera en el campo médico después de su graduación.

¿Puedes explicarnos qué son la anorexia y la bulimia?

Una persona con anorexia nerviosa, a menudo llamada anorexia, tiene un trastorno de la conducta alimentaria en el que siente un temor intenso a subir de peso. Una persona con anorexia piensa mucho en la comida y limita los alimentos que ingiere, incluso si está demasiado delgada.

La bulimia nerviosa, con frecuencia llamada bulimia, también es un tipo de trastorno de la conducta alimentaria. Una persona con bulimia come mucha comida en un período corto de tiempo (atracones) y luego intenta evitar el aumento de peso al deshacerse de la comida (purga). La purga puede realizarse al provocarse vómitos o tomar laxantes. (Los laxantes son píldoras o jarabes que aceleran el paso de la comida por el organismo para generar movimientos intestinales).

En mi experiencia, la anorexia y la bulimia son trastornos de la conducta alimentaria que se basan en la baja autoestima y la mala imagen corporal. Por lo general, los atracones de la bulimia se dan con comida chatarra o comidas que sientes "culpa" de comer porque generalmente no son saludables. Estas comidas te hacen sentir bien por un breve período de tiempo y luego te das cuenta de que comiste mucho y quieres deshacerte de ella.

¿Cómo te volviste anoréxica y bulímica?

Mi trastorno comenzó casi al final de mi primer año de la secundaria. La anorexia era más fácil de ocultar para mí. De a poco dejé de comer sin que nadie se diera cuenta. Como en mi escuela secundaria se almorzaba fuera del campus, nadie controlaba demasiado lo que comía o cuánto comía. Siempre que comiera con mi familia, no tenía problema.

La bulimia comenzó como un accidente. Cuando me dí cuenta de que provocarme vómitos no dolía tanto como cuando tienes gripe o estás enferma, descubrí que era una liberación fácil cuando me sentía estresada o triste. Controlaba mi ingesta de alimentos con la purga.

¿Qué comías habitualmente cada día?

Siempre me las arreglaba para poner excusas para no comer. Pero si sentía que necesitaba comer, comía lo mínimo indispensable para evitar desmayarme. Las galletas saladas o el café eran una forma simple de reponerme hasta la próxima vez que me sintiera débil. Sabía que lo que hacía no era bueno, pero la sensación de vacío en el estómago era adictiva para mí. Si me daba atracones, lo hacía con comida rápida como de Taco Bell. Pero después de comer muchos tacos o burritos, inmediatamente sentía la necesidad de darme una ducha y purgar la comida. Pensaba que nadie podía escucharme vomitando si la ducha estaba abierta.

¿Tus familiares y amigos notaron tu anorexia y bulimia?

Al crecer siempre fui delgada. Por eso, como mi pérdida de peso fue gradual, mis amigos de la escuela no lo notaban. Sin embargo, mi madre notó cambios en mis comportamientos y mi peso. Siempre supo que algo ocurría incluso antes de que se lo admitiera. Bajé alrededor de 102 libras en un momento en mi segundo año de la escuela secundaria. No podía ocultar eso.

¿Cuándo te diste cuenta de que necesitabas ayuda?

Tuve un episodio en la escuela secundaria cuando hacía las compras con mi mamá: me desmayé después de no comer durante días. Mi mamá sabía de mi problema y fue muy comprensiva al ayudarme a comer. Sin embargo, me dijo que debía recibir ayuda, pero que nadie podía forzarme. En ese momento, supe que no podría seguir ocultando mis trastornos de la conducta alimentaria tan fácilmente. El verano después de que me gradué de la escuela secundaria, noté que me salía mucha sangre de la garganta cuando escupía. Encontré más cuando me lavaba los dientes. Sabía que tenía que detenerme. Había dañado gravemente mi esófago. Tenía que cambiar.

¿Qué tipo de tratamiento hiciste?

Hasta el comienzo de mi segundo año en la universidad, nunca busqué un tratamiento profesional por mis trastornos de la conducta alimentaria. Mi familia me apoyó cuando me enfrenté a la anorexia y la bulimia a lo largo de la escuela secundaria y la universidad, pero el estrés y los nuevos desafíos de estar en la universidad fueron demasiado. Sabía que tenía que tomar una decisión. Necesitaba ayuda para evitar volver al camino poco saludable que conocí en la escuela secundaria. Busqué ayuda en el centro de salud para estudiantes en el campus de la universidad. Mi médico me contó lo habituales que eran los trastornos de la conducta alimentaria. Creamos un plan para mí para hablar con un consejero y volver a evaluar la forma en la que veo mi peso en la balanza. Me deshice de mi balanza durante un año mientras aprendía a no equiparar mi peso con mi autoestima. Aprendí a ver ese número en la balanza de forma saludable. Hice terapia y mejoré mi autoestima y mi imagen corporal.

¿Cómo progresa tu recuperación?

Hasta el momento mi tratamiento ha sido exitoso. Se cree que un paciente está en recuperación durante dos años después del comienzo del tratamiento. Hablar sobre mi experiencia con la anorexia y la bulimia me ayudó a comprender mejor las enfermedades y a sanar. Entiendo mejor mis comportamientos pasados. Pero todavía en el fondo pienso en los trastornos de la conducta alimentaria.

¿Qué consejo puedes dar a otras mujeres y hombres jóvenes que enfrentan trastornos de la conducta alimentaria?

¡No sientan vergüenza de lo que están atravesando! Muchas personas lo atraviesan, pero no todas están dispuestas a hablar de ello. Muchas veces solo vemos casos graves en los medios o la televisión. Gran parte del tiempo, ése es el problema. Algunas personas no se pueden identificar con los casos graves de trastornos de la conducta alimentaria que ven en la TV y como resultado no buscan ayuda. Los trastornos de la conducta alimentaria no tienen rostro. Afectan a muchos tipos diferentes de personas de todas las clases sociales. Muchas veces, los trastornos de la conducta alimentaria ocurren delante de nuestras narices. Nadie debe sentir miedo de buscar ayuda.

¿Qué tipo de cosas te gustan para mantenerte saludable?

Siempre fui activa al ser porrista. Después de la escuela secundaria, también me mantuve activa. Me gusta practicar snowboard con amigos e ir al gimnasio cerca de mi casa. También me gusta comer de forma saludable, pero igualmente disfruto de las comidas que me encantan con mi familia.

Las afirmaciones y las opiniones que aparecen en esta publicación pertenecen a su autor y no necesariamente representan las opiniones de la Oficina para la Salud de la Mujer del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.