El impacto de los trastornos de la conducta alimentaria en la salud de los músculos y los huesos
Lesley Williams, MD
Consultora adjunta sénior/especialista en trastornos de la conducta alimentaria
Departamento de Medicina Familiar, directora de Thunderbird Clinic, Mayo Clinic Arizona
Sally es una ávida corredora. Correr le da felicidad y control. Comenzó a hacerlo cuando estaba en el equipo de atletismo de la escuela secundaria. Fue una gran manera de hacer amigos. También comenzó a ser reconocida por su velocidad y dedicación al deporte. Una ventaja fue la atención que Sally recibió de sus compañeros de equipo cuando perdió peso debido a todo el entrenamiento que estaba haciendo. Con el paso del tiempo, mantener la forma de su cuerpo de corredora se convirtió en una gran parte de la identidad de Sally.
Ya no estaba en un equipo de atletismo, pero correr se convirtió en parte de su rutina diaria. Corría sin importar la hora del día o el clima, cuando sentía dolor e incluso si se suponía que debía descansar debido a una lesión. Sally se perdió eventos importantes de su vida porque no quería cambiar su cronograma de entrenamiento. A pesar de correr varios kilómetros al día, Sally se limitaba a una comida pequeña al día.
A medida que pasaban los años, correr se sentía menos como algo que quería hacer y más como algo que tenía que hacer. Sally se sentía ansiosa y fuera de control si no corría ese día. Inmediatamente comenzó a tener pensamientos negativos sobre su autoestima y a sentir angustia por su imagen corporal. Finalmente, Sally le contó sus dificultades a una amiga y su amiga la ayudó a encontrar un médico con quien hablar. A Sally le diagnosticaron un trastorno de la conducta alimentaria y recibió tratamiento por parte de un equipo de médicos, dietistas y consejeros cuando tenía veintitantos años. Sally pasó por el tratamiento y continuó manejando mejor su salud física y mental a lo largo de los años con el apoyo tanto de los profesionales de la salud como de sus amigos y familiares. Siguió corriendo pero desarrolló una relación saludable con su rutina de ejercicio y alimentación.
Sally está por cumplir 50 años y su hijo menor acaba de mudarse para asistir a la universidad. Sally se siente sola e insegura acerca de cómo afrontar su situación nueva de nido vacío. La madre de Sally también está envejeciendo y su salud está empeorando, lo que ha hecho que Sally y sus hermanos discutan la opción de brindarle a su madre el apoyo que necesita en un centro de vida asistida. También le preocupa cumplir cincuenta años y los cambios que podría esperar con la transición a la mediana edad. Todo lo que escuchó de sus amigas sobre perder masa muscular y ganar grasa en la menopausia la paraliza.
Sally se siente fuera de control y tiene dificultades para afrontar sus emociones. Empieza a limitar la cantidad de comida que ingiere y vuelve a correr varios kilómetros al día. Continuó con esto durante muchos meses y experimentó una recaída en los síntomas del trastorno de la conducta alimentaria.
Poco después, Sally fue al médico quejándose de dolor en la cadera. Estaba corriendo en condiciones de hielo cuando se cayó y aterrizó sobre su cadera derecha. Está muy preocupada porque el dolor le impide correr. Sally dice que incluso después de no correr durante los últimos días, puede darse cuenta de que su cuerpo está cambiando. Utiliza muletas que su hermano tenía debido a una lesión anterior en el tobillo como ayuda para moverse. La enfermera intenta ayudar a Sally a subirse a la báscula para que se controle el peso. Se frustra porque le cuesta mantener el equilibrio en la báscula con una muleta sin poner peso sobre la cadera lesionada. A pesar de ello, insiste en que la pesen. Le preocupa mucho que su peso haya aumentado debido a la reciente inactividad.
¿Es posible hacer demasiado ejercicio?
Los beneficios de la actividad física para nuestra salud física y mental son bien conocidos y documentados. Sin embargo, hay ocasiones en las que el ejercicio excesivo se considera compulsivo y potencialmente perjudicial.
La Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación (NEDA, por sus siglas en inglés) define el ejercicio excesivo como uno o más de los siguientes:
- Ejercicio que interfiere significativamente con actividades importantes, ocurre en momentos o entornos inadecuados, o cuando el individuo continúa haciendo ejercicio a pesar de una lesión u otras complicaciones médicas
- Ansiedad intensa, depresión, irritabilidad, sentimientos de culpa y/o angustia si no se puede hacer ejercicio según lo planeado
- Se mantiene un régimen de ejercicio rígido y excesivo, a pesar del clima, la fatiga, la enfermedad o las lesiones
- El tipo, el volumen y la intensidad del ejercicio son a menudo monótonos e inflexibles y no están en consonancia con lo que está científicamente demostrado que son métodos de entrenamiento seguros y eficaces
- Malestar con el descanso o la inactividad
- Se utiliza el ejercicio para gestionar las emociones
- Ejercicio como medio de purga (necesidad de "deshacerse" o "quemar" calorías)
- Ejercicio como permiso para comer
- Ejercicio que es secreto o que ocurre a pesar de las recomendaciones en contrario
- Dificultad significativa o incapacidad para modificar la rutina de ejercicios cuando se recomienda
- Sentimiento de que no se es lo suficientemente bueno, lo suficientemente rápido o no te esfuerzas lo suficiente durante un período de ejercicio, sobreentrenamiento
- Alejamiento de amigos y familiares
¿Cómo los trastornos de la conducta alimentaria afectan los huesos y músculos?
Se requiere una buena nutrición para mantener los huesos y músculos sanos. Independientemente del tipo de trastorno de la conducta alimentaria o de la edad, si el cuerpo no recibe los nutrientes adecuados, los músculos y huesos se debilitarán. La fuerza ósea y la masa muscular disminuyen con el envejecimiento. Las personas de mediana edad que luchan contra los trastornos de la conducta alimentaria tienen un riesgo especialmente alto de tener huesos delgados, lo que se conoce como osteopenia y osteoporosis, y disminución de la masa muscular que se observa en la sarcopenia. Una prueba de densidad mineral ósea, conocida como la prueba DEXA, puede medir la fuerza de los huesos y evaluar el riesgo de lesión de un individuo.
Mantener la salud de los huesos y los músculos es vital para protegerse de lesiones musculoesqueléticas y fracturas peligrosas.
Estas son algunas maneras en que puedes mantener tus huesos y músculos fuertes y sanos.
- Mantén una dieta equilibrada. Asegúrate de comer muchas frutas y verduras. Lo mejor es obtener la cantidad recomendada de calcio y vitamina D de tu dieta diariamente en lugar de tomar suplementos cuando sea posible.
- Trata de dejar, limitar o evitar fumar y beber alcohol. Nunca es demasiado tarde para buscar ayuda y los beneficios para la salud física de dejar o limitar estas sustancias se producen casi de inmediato.
- Realiza ejercicios con pesas, entrenamiento de fuerza y estiramientos. Una rutina de ejercicios saludable ayuda a mantener los músculos y los huesos fuertes, mientras que el estiramiento puede ayudar a prevenir lesiones y ayudar a mantener la función muscular.
¿Las personas de mediana edad son vulnerables a los trastornos de la conducta alimentaria?
Los trastornos de la conducta alimentaria ocurren en todas las edades.
- El 71.2 % de las mujeres mayores de 50 años dice que actualmente están tratando de perder peso
- El 79.1 % dijo que su peso o forma tenía un efecto "moderado" o era la parte "más importante" de su autoestima.
- El 41 % de las mujeres mayores de 50 años tiene síntomas actuales o anteriores de un trastorno de la conducta alimentaria central
A medida que envejecemos y maduramos, el cuerpo pasa por cambios normales. Aunque el cambio es una parte natural del envejecimiento, la sociedad nos presiona haciéndonos creer que los cuerpos nunca deberían cambiar. La mediana edad también es una época de nuestras vidas en la que los roles cambian con frecuencia. Muchas personas hacen malabarismos con sus carreras mientras cuidan de niños en desarrollo y de padres ancianos. Las presiones internas de los cambios de roles, junto con las presiones externas de los cambios corporales, pueden aumentar la angustia en la imagen corporal y hacer que las personas sientan que necesitan hacer algo para combatir los cambios que están fuera de su control. A menudo comen menos y/o hacen más ejercicio de lo habitual para tratar de mantener el control en medio de una etapa de transición de la vida.
Además, puede ser normal que la ingesta de alimentos disminuya con la edad. Algunos adultos mayores pierden el apetito y posteriormente reducen la ingesta de alimentos, pero no presentan síntomas de trastorno de la conducta alimentaria ni problemas de salud mental que puedan hacer que reduzcan la ingesta de alimentos intencionalmente. Como resultado de su desnutrición, experimentan una pérdida de peso involuntaria, pérdida de masa muscular conocida como sarcopenia, deterioro funcional, pérdida de independencia y otros resultados adversos para la salud. A medida que nuestra población global envejece, los proveedores de atención médica deben ser conscientes de este síndrome y estar preparados para detectarlo e intervenir cuando esté indicado.
¿Qué le sucedió a Sally?
Debido al dolor persistente de Sally, le hicieron una radiografía. Lamentablemente, mostraba una fractura de cadera importante que requirió una reparación quirúrgica. La radiografía también reveló que sus huesos son más delgados de lo que deberían ser, probablemente influenciado por su falta de alimentación y ejercicio excesivo pasado y actual junto con su edad avanzada. A Sally también le hacen una prueba DEXA, que confirmó que tenía osteoporosis. Sally estaba devastada. Ella pensaba que las fracturas de cadera solo les ocurrían a personas mayores e inactivas. ¿Cómo le podía estar pasando esto a ella? Una vez que se recuperó del impacto de la noticia, Sally comenzó a sentir pánico por lo que significaría la cirugía para su capacidad de correr.
El médico de Sally le pregunta si tiene antecedentes de algún trastorno de la conducta alimentaria y ella le explica sus antecedentes desde que era una adulta joven. El médico de Sally expresa su preocupación de que Sally pueda estar experimentando una recaída y le ofrece opciones para encontrarle la ayuda que necesita. El médico de Sally la contacta con un equipo de especialistas nuevo, incluido un dietista y un terapeuta que se especializan en trastornos de la conducta alimentaria en la mediana edad, para ayudarla a obtener la nutrición que su cuerpo necesita y lidiar con los problemas que tiene con respecto a los factores estresantes de su vida y su imagen corporal.
Los trastornos de la conducta alimentaria pueden ocurrir a cualquier edad o etapa de la vida; sin embargo, nunca es demasiado tarde para buscar ayuda. Existen opciones de tratamiento y grupos de apoyo para satisfacer las necesidades y circunstancias únicas de cada uno. Para encontrar recursos y obtener más información sobre cómo obtener ayuda, visita www.womenshealth.gov/nedaw.
Referencias y recursos
- Gagne DA, Von Holle A, Brownley KA, Runfola CD, Hofmeier S, Branch KE, Bulik CM (2012). Síntomas de trastornos de la conducta alimentaria y preocupaciones sobre el peso y la forma en una gran muestra de mujeres de más de 50 años basadas en la web: resultados del estudio Género e Imagen Corporal (GABI) (versión en inglés). Int J Eat Disord. nov. de 2012;45(7):832-44. doi: 10.1002/eat.22030. Epub 21 de jun. de 2012. PMID: 22729743; PMCID: PMC3459309.
- Aprahamian I, Coats AJ, Morley JE, Klompenhouwer T, Anker SD, en nombre del Consejo Asesor Internacional y los Consejos Asesores Regionales para América del Norte, América Latina, Europa y Japón (2023). Anorexia del envejecimiento: una evaluación internacional de las brechas de conocimiento y práctica de los proveedores de atención médica (versión en inglés). Journal of Cachexia, Sarcopenia and Muscle, 14, 2779–2792, https://doi.org/10.1002/jcsm.13355
- https://www.nationaleatingdisorders.org/excessive-exercise/
- https://www.nhs.uk/conditions/dexa-scan/
- https://www.bonehealthandosteoporosis.org/patients/treatment/calciumvitamin-d/get-the-facts-on-calcium-and-vitamin-d/