Parte 1: Trastornos de la conducta alimentaria en la comunidad LGBTQIA+ - Impacto y estigma
Sam Sharpe, miembro de ORISE
Oficina del Subsecretario de Salud
Los trastornos de la conducta alimentaria son afecciones complejas y multifacéticas que pueden afectar sustancialmente la salud mental, la salud física y la calidad de vida de las personas que los padecen. Este año, la Semana Nacional de Concientización sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria (NEDAW, por sus siglas en inglés) se lleva a cabo entre el 26 de febrero al 1 de marzo. El tema de la Oficina para la Salud de la Mujer para la NEDAW 2024 es "Hablemos: Trastornos de la conducta alimentaria, estigma y recuperación empoderada". Uno de los principales objetivos de la NEDAW es reducir el estigma en cuanto a trastornos de la conducta alimentaria en todas las poblaciones al ofrecer información adecuada, romper estereotipos y mejorar la calidad de la atención disponible para todas las personas que padecen trastornos de la conducta alimentaria.
Trastornos de la conducta alimentaria: estigma y estereotipos
Como muchos otros tipos de problemas de salud, concientizar sobre los trastornos alimentarios puede ser importante para ayudar a las personas afectadas y a aquellas que las rodean para comprender mejor lo que les sucede y encontrar ayuda y respaldo. Sin embargo, el conocimiento general sobre un tema, especialmente un tipo de enfermedad compleja y variable, no siempre significa conocimiento amplio y preciso. Los trastornos de la conducta alimentaria afectan a millones de personas en los EE. UU. y los medios de comunicación llevan décadas publicando relatos ficticios y no ficticios sobre este tipo de trastornos. Como consecuencia, muchas personas tienen el mismo nivel de conocimiento acerca de los trastornos de la conducta alimentaria, pero lamentablemente, la mayoría tiene una imagen incompleta de qué son, a quiénes impactan y cómo ofrecer apoyo efectivo a las personas que luchan contra dichos trastornos.
Persiste un estereotipo común en que los trastornos de la conducta alimentaria impactan solo o principalmente a chicas y mujeres jóvenes cisgénero, delgadas y blancas. Aunque está generalizado, este estereotipo no está efectivamente corroborado. La Oficina para la Salud de la Mujer reconoce que tanto las mujeres como las personas de todos los géneros padecen trastornos de la conducta alimentaria. Estas enfermedades también impactan a personas de todos los tamaños de cuerpos, edades y orígenes raciales y étnicos. Sin embargo, debido a estos estereotipos y las diferencias en la presentación de los trastornos de la conducta alimentaria en diferentes demografías, puede ser difícil para muchas personas tener un diagnóstico adecuado y un tratamiento apropiado para su trastorno de la conducta alimentaria. Las personas que no coinciden con las supuestos sobre cómo es una persona con trastorno de la conducta alimentaria también enfrentan mayores niveles de estigma porque sus esfuerzos pueden no ser tomados con seriedad, y otras personas pueden no creer que alguien como ellos puedan tener un trastorno de la conducta alimentaria.
Comunidad LGBTQIA+
Un grupo que experimenta estigmas significativos e ideas falsas relacionadas con los trastornos de la conducta alimentaria es la comunidad lesbiana, gay, bisexual, transgénero, "queer", intersexuales y asexuales (LGBTQIA+). En líneas generales, las tasas de trastornos de la conducta alimentaria en las comunidades LGBTQIA+ son desproporcionalmente altas en comparación con las poblaciones generales; el conocimiento sobre este tipo de trastorno en estas comunidades es bajo, y la forma en que se presenta en estas comunidades puede diferir de los estereotipos comunes de los trastornos de la conducta alimentaria. El estigma y la discriminación contra las entidades de LGBTQIA+ son amplias, y muchas personas dentro de esta comunidad experimentan un nivel constante y continuo de mayor estrés relacionado con la discriminación, exclusión y mal trato (conocido como estrés minoritario) que impacta de manera negativa en la salud mental y aumenta el riesgo de desarrollar afecciones como trastornos de la conducta alimentaria. Las experiencias del estrés minoritario pueden agravarse en personas que experimentan formas de opresión interseccional, tales como homofobia y racismo.
La comunidad LGBTQIA+ es en sí misma muy diversa, que incluye a personas de diferentes edades, orígenes raciales y étnicos, condiciones de discapacidad, religiones y más; los diversos factores pueden impactar en el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria dentro de esta comunidad. A continuación hay ejemplos de consideraciones y desafíos únicos dentro de las poblaciones LGBTQIA+.
- Poblaciones lesbianas: la investigación actual sobre trastornos de la conducta alimentaria en poblaciones lesbianas ha mostrado resultados inconsistentes. Algunos estudios indican que las lesbianas adultas y adolescentes tienen mayor riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria y otros estudios no muestran diferencias estadísticas en cuanto a los trastornos de la conducta alimentaria entre lesbianas y mujeres heterosexuales. Existe alguna evidencia de que las lesbianas pueden sentir presión para lograr ideales de apariencia relacionados con el género independientemente de su orientación sexual y, en algunos casos, pueden enfrentar expectativas para ajustarse a ideales específicos de apariencia dentro de su comunidad, así como los impactos de estrés minoritario.
- Poblaciones gay: hay un estereotipo común que los trastornos de la conducta alimentaria afectan principalmente a las mujeres y niñas, pero muchos hombres y niños también luchan con los trastornos de la conducta alimentaria. Hay tasas más altas de trastornos de la conducta alimentaria entre los hombres y adolescentes gay que entre aquellos que son heterosexuales. Un factor que contribuye a la elevada incidencia de los trastornos de la conducta alimentaria entre hombres gay es la mayor presión que pueden sentir para ajustarse a ideales corporales específicos que se destacan en las subculturas gay para considerarse deseables, atractivos y aceptados por otros dentro de la subcultura. En comparación con las experiencias de hombres heterosexuales, es posible que los hombres gay estén tratando de lograr ideales de apariencia más estrechos y menos accesibles, pueden sentir que su deseabilidad dentro de las comunidades sociales depende más de su apariencia y pueden experimentar presión extra para evitar rechazo con base en su apariencia como miembros de un grupo oprimido.
- Poblaciones bisexuales: la investigación actual sobre trastornos de la conducta alimentaria en poblaciones bisexuales es limitada; sin embargo, es probable que estas personas también corran un mayor riesgo. Algunas investigaciones sobre trastornos de la conducta alimentaria entre personas bisexuales han indicado mayores tasas de incidencia en comparación con las personas heterosexuales. Si bien algunas veces los investigadores agrupan las personas bisexuales con las poblaciones gay o de lesbianas, algunos estudios, que han considerado estas poblaciones por separado, han descubierto que las personas bisexuales son más propensas a tener un trastorno de la conducta alimentaria que las personas gay o heterosexuales del mismo género.
- Poblaciones transgéneros y no binarias: en comparación con las personas cisgéneros, se conoce que las personas transgéneros o no binarias experimentan mayores tasas de trastornos de la conducta alimentaria y factores influyentes adicionales en el desarrollo y tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria. Algunas personas transgéneros y no binarias experimentan disforia de género relacionada con su apariencia física o expectativas sociales relacionadas con el género. Esto puede llevar a las personas a establecer conductas relacionadas con los trastornos de la conducta alimentaria en un intento de alterar la forma o tamaño del cuerpo, reducir las características físicas disfóricas, disminuir la incidencia de otras personas evaluando su género de manera incorrecta o aumentar la conformidad a los ideales de cuerpo relacionado con el género. Debido a las formas únicas de discriminación y a los mayores niveles de violencia que enfrentan las personas transgénero y no binarias, especialmente cuando tienen una presentación de género no conforme, puede haber elevados niveles de presión para cumplir estos ideales de apariencia, incluidos aspectos específicos en cuanto a la forma y el tamaño del cuerpo.
- Poblaciones intersexuales: hay poca o ninguna investigación sobre los trastornos de la conducta alimentaria dentro de las poblaciones intersexuales, ya que no hay investigación de salud pública en general sobre este tipo de población. Sin embargo, esta población con frecuencia está sujeta a formas únicas de trauma, opresión y supresión. Las investigaciones actuales han indicado tasas elevadas globales de problemas de salud mental en poblaciones intersexuales, indicando que la misma puede ser real debido a los trastornos de la conducta alimentaria.
Factores de riesgo de los trastornos alimentarios
Si bien la importancia de los ideales de apariencia específicos de la comunidad y las presiones para lograrlos pueden indudablemente jugar un papel en el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, esto no es solo el factor causante para el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria tanto en las poblaciones generales con en las de LGBTQIA+. Algunas personas atribuyen que sus trastornos de la conducta alimentaria están principalmente relacionados con esas presiones, otras consideran que estos trastornos están parcialmente relacionados con esas presiones y otras personas creen que el desarrollo de estos trastornos de la conducta alimentaria son por motivos completamente ajenos. Otros factores que pueden impactar en el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria son:
- Dinámica familiar negativa acerca de la comida
- Trauma
- Problemas de salud física que dan lugar a dolor en la boca o dolor gastrointestinal (GI)
- Desórdenes alimentarios y entrenamiento físico apoyada en el deporte, como alimentación deficiente y exceso de actividad física.
- Inseguridad del alimento
- Predisposiciones genéticas
- Sensibilidad sensorial al olfato, gusto y textura de los alimentos.
Es importante comprender que las personas tienen experiencias únicas y reconocer que una sola causa o historia no puede aplicarse para todos. Es importante que las hipótesis generales no estén hechas sobre porqué las personas LGBTQIA+ desarrollan trastornos de la conducta alimentaria, ya que esto puede interferir con el diagnóstico y tratamiento adecuado como también así perpetuar estereotipos negativos.
Para conocer más, consulta con los recursos que se encuentran a continuación y sigue leyendo la parte 2 de este blog bajo el título "Consideraciones sobre el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria para la comunidad LGBTQIA+".
Recursos para aprender más
- Trastornos de la conducta alimentaria y conductas alimentarias desordenadas en la población LGBT: una revisión de la literatura | Journal of Eating Disorders | Texto completo (biomedcentral.com)
- Experiencias de clientes transgéneros en el tratamiento de trastornos de la conducta alimentaria - PMC (nih.gov)
- Cómo el tratamiento de la conducta alimentaria puede ser más transinclusiva (healthline.com)